‘El Atril’ acoge una nueva colaboración de nuestro amigo Felipe Fuentes, politólogo, coach y autor del blog ‘Profiles in Courage’. Se trata de un gran ensayo presentado al IV Concurso de Ensayo Político de la Asociación Valenciana de Politólogos (Avapol) ‘Transparencia pública y Open Governmet; ¿utopía o posibilidad?’ que acaba de ganar el primer premio. Muchas felicidades a Felipe.
La esencia del Open Government (Ogov) o Gobierno Abierto es responder a la pregunta, ¿cómo podemos mejorar? Partiendo de esta premisa es fácil afirmar que el Gobierno Abierto no sólo es una posibilidad, sino una realidad necesaria en muchas partes del planeta.
En Chile las campañas son abiertas y los candidatos deben responder a sus electores de dónde sacan el dinero e informar de las donaciones que reciban. En el Reino Unido se publican los datos y se conocen, por ejemplo, las tasas de éxito en operaciones del corazón, lo que lleva a los pacientes a comparar y a los hospitales a competir por ser mejores. En Tanzania los ciudadanos de las zonas rurales envían sms al gobierno cuando se secan sus pozos y éste les responde enviando agua hacia dónde más la necesiten. En Nueva York los ciudadanos usan sus teléfonos móviles para informar de accidentes, crímenes o desperfectos y la respuesta del gobierno puede ser seguida al minuto.
En España la situación es otra y no existe Ogov más allá de un proyecto de Ley de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno, a excepción de lo que ocurre en algunas comunidades autónomas, como el País Vasco, que cuenta con un amplio portal de datos públicos abiertos y con dos plataformas de participación ciudadana, una en materia de proyectos legislativos y otra para la toma de decisiones en cualquier área de gobierno, más conocida como Irekia.
¿Qué ha sucedido para que el Ogov sea una necesidad real de nuestro tiempo? La política actual se encuentra herida de muerte en muchos lugares del planeta, donde ya existe se pide más y mejor democracia y donde no la hay se exige que la haya.
En España hay dos factores principales que hacen que el Ogov se imponga como una necesidad. El primero de ellos es que la Red ya forma parte de nuestra vida, todo pasa a través de ella, según el Informe de la Sociedad de la Información del año 2012 en España casi el 70% de la población es internauta. El segundo factor nos lo arrojan los datos de la Encuesta del CIS de mayo del 2013, donde el desempleo encabeza la lista de los problemas de nuestro país, seguido por la corrupción política y repitiendo en cuarto lugar la clase política.
Estos dos factores ahondan en la herida, ya no caben paños calientes, el ciudadano necesita tener la sensación de que nuestra democracia es algo más que votar cada 1.460 días y no se trata de dar a conocer los sueldos de los políticos o de publicar su declaración de la renta, estamos hablando de una nueva forma de hacer política basada en tres pilares básicos: transparencia, participación, colaboración.
La transparencia no sirve de mucho si no se sabe lo que marcha mal, si no se explica. Si nos abriesen la tapa de un ordenador la mayoría no sabríamos decir qué pieza no funciona aunque la tuviésemos delante.
Como bien apunta Oscar Oszlak, «la burocracia, viuda administrativa de sucesivos gobiernos, acaba convirtiéndose en un enorme cementerio de proyectos políticos», y es que, la opacidad legislativa y la aplicación de viejas recetas a un mundo tan nuevo sólo acaban por limitarlo.
La idea de transparencia y gobierno abierto reposa en un concepto global, basta con fijarnos en las protestas de Brasil, causadas por un reajuste de las tarifas del transporte público o las revueltas de la Plaza Taksim, que comenzaron como una protesta medioambiental y que ya han causado tres victimas mortales. ¿Acaso no se podría haber evitado todo esto con más información y transparencia? Ambas, Brasil y Turquía, pertenecen a la iniciativa multilateral Open Government Partnership pero ya hemos comprobado que esto no es suficiente, el auténtico Ogov debe sustentarse, al menos, en dos ejes prioritarios:
a) La apertura de datos públicos (Open Data), que supone publicar información del sector público en formatos estándar e interoperables y responde a la demanda ciudadana de «¡publicadlo todo y publicadlo ya!».
b) La apertura de procesos (Open Process) y el uso de redes sociales y plataformas digitales para la participación ciudadana, de manera que se aproveche el conocimiento de los ciudadanos para ayudar en el diseño y ejecución de políticas.
Eleazar Gallardo, ganador del ensayo en el año 2010, lanzaba una pregunta y yo he querido responderla. Nos decía: ¿confiarían ustedes sus ahorros a un director bancario que ocupase una parte de su jornada a interactuar con otras personas y a comentar que ha hecho o qué piensa hacer, en lugar de hacerlo? Definitivamente sí, porque los electores ya no se conforman con la dosis de información adulterada que nos brindan desde los medios de comunicación. Los ciudadanos necesitan sentirse libres, más seguros y a salvo de estómagos agradecidos y por ello exigen saber dónde van a parar sus impuestos, cómo es la calidad de lo que bebemos y comemos cuando vamos a un restaurante, por qué pagamos lo que pagamos de luz, cómo es el nivel de nuestra justicia, dónde van a parar las ayudas públicas o cuántos robos hay en nuestro barrio.
Robert Musil puso nombre a un sistema agotado, a una superestructura que se limitaba a sobrevivir, le llamó Kakania. Parece que todos vivamos en nuestra Kakania particular, en una situación interna de agotamiento y con la percepción de que no hay salida. Los países se hunden cuando los ciudadanos, hartos de mentiras, los abandonan. No dejemos que esto suceda, lo que necesitamos es más política y no menos, el Gobierno Abierto es una oportunidad de oro para que los políticos se reconcilien con los ciudadanos y vuelvan a conectarse con sus necesidades.
Me gustaría finalizar con la idea del investigador y experto en Gobierno Abierto Álvaro V. Ramírez en la que dice que «todo lo que el gobierno no haga por sí mismo, no tengan la menor duda de que un grupo de ciudadanos, con mucho civismo, informados y con mucha pasión, lo van a hacer por el gobierno».