El auge de las series de televisión es cada día más impresionante. Aunque la mayoría de las producciones de éxito son anglosajonas, en España tenemos un caso actual de éxito. ‘Isabel’, basada en la vida de la Reina Católica, está logrando semana tras semana unos índices de audiencia espectaculares. Tanto es así que la serie se ha exportado a multitud de países. Con los avatares históricos del reinado isabelino como telón de fondo, sus episodios se detienen en romances, aventuras y también en conspiraciones políticas. Sin ser una serie sobre política, de ‘Isabel’ podemos sacar algunas lecciones sobre el arte de gobernar, unas lecciones que estimamos válidas para cualquier lugar para en cualquier tiempo. Los Reyes Católicos (nos referimos a los protagonistas de la serie, no a los personajes históricos) hacen gala ante todo de una cualidad política de la que solemos escribir con frecuencia en este blog: el liderazgo.
Como líderes, los dos monarcas exhiben en la serie una ristra abundante de virtudes. En ‘El Atril’ hemos escogido estos términos:
-Carisma: Fernando el Católico es retratado como un líder carismático, un político capaz de meterse en el bolsillo a personas tan dispares como su padre el rey de Aragón, sus colabores más cercanos, el futuro Papa Borgia, la noble familia Mendoza o su devota esposa.
-Seguridad: Isabel de Castilla se diferencia de otros monarcas como su hermano Alfonso, su hermanastro Enrique y el rey Alfonso de Portugal en que tiene las ideas claras. Al igual que a Fernando, la serie retrata a Isabel como una líder que no vacila en los momentos difíciles.
-Responsabilidad: frente a la inmadurez que en ocasiones demuestran Enrique y Alfonso de Castilla, Isabel es consciente, desde muy pequeña, de la responsabilidad que lleva implícita su cargo, así como de la preparación que deben atesorar los gobernantes. En el otro extremo se encuentra su hermanastra Juana la Beltraneja, que se comporta como una niña infantil a la que no le interesa la política.
-Ideas: ya hemos dicho que los Reyes Católicos tienen mayor claridad de ideas que la mayoría de sus rivales. En este sentido hay que decir también que, si bien no se refleja de un modo demasiado explícito, en la serie los dos monarcas defienden ideas propias, e incluso algo parecido a un proyecto político.
-Valores: si buena parte de los personajes de la serie son fieles y respetan a los Reyes Católicos es porque los dos saben cómo hacerse querer. Son generosos con sus aliados y justifican siempre sus decisiones basándolas en el bien común. Por defender sus opiniones, los Reyes Católicos a menudo chocan con jerarcas de la Iglesia, familiares reales y, sobre todo, entre ellos mismos. En ocasiones, como cuando defienden los derechos al trono de su hija, llegan a sostener posiciones revolucionarias para la época.
-Estrategia: en una de las escenas del capítulo 17, Isabel de Castilla obliga a su hija a jugar al ajedrez, advirtiéndole de la necesidad que tienen los monarcas de comportarse como buenos estrategas. En su caso, hasta su matrimonio con Fernando de Aragón puede considerarse todo un acierto estratégico. En cada capítulo, observamos cómo, casi siempre, Isabel y Fernando saben elegir a sus aliados y tienen claro hacia dónde quieren ir. Las vacilaciones y la improvisación, caracterizan, por el contrario, a Enrique IV de Castilla y a Alfonso de Portugal.
-Diplomacia: ante lo que hoy es el Vaticano, ante Portugal y ante sus enemigos internos, los Reyes Católicos saben manejar la diplomacia. No se precipitan en la guerra y saben negociar. También saben manifestarse con ambigüedad cuando es necesario, cumplir a medias sus promesas cuando no hay más remedio, ser clementes con los vencidos, e incluso nadar entre dos aguas y tragarse algún sapo. Así sucede cuando tratan de recuperar al arzobispo Carrillo y al conde de Villena para su causa, o cuando dan un paso atrás en la defensa de los judíos de Burgos.
-Valentía: cada uno a su manera, los dos monarcas dan la cara y no se esconden en los momentos difíciles. Fernando hace frente a una revuelta popular en Aragón y a la rebelión de los catalanes. Igualmente, acude presto a la batalla contra las huestes de la alianza entre Portugal y algunos nobles castellanos. Por su parte, Isabel no sólo resiste a todo tipo de presiones desde su juventud, sino que llega a arriesgar su integridad física cuando se presenta desarmada en bastiones rebeldes como León o Burgos para desactivar la resistencia enemiga.
Evidentemente, es casi imposible que encontremos tantas cualidades en unos líderes políticos, más aún en personas que reinaron hace más de 500 años y en un momento tan crucial para la historia de Europa. Pero no hablamos de los verdaderos Reyes Católicos, sino de héroes de ficción televisiva. No tiene esta bitácora la vocación de reivindicar el legado de monarcas del Renacimiento, sino la de debatir sobre comunicación política. Y series como ‘Isabel’ nos dan la excusa perfecta.
Fuentes de las imágenes: blog ‘El Portal de la Historia’, ‘Todo Extremadura’ y ‘Tienda Canal Ocio’.