La batalla por la Presidencia de los Estados Unidos en 2016 podría estar protagonizada por los representantes de dos ‘dinastías’ políticas de Estados Unidos: los Clinton y los Bush. Tanto Hillary Clinton, demócrata, como John Ellis Bush (Jeb), republicano, son los principales favoritos en las Primarias de sus respectivos partidos. Si hace unos días esbozamos una estrategia para la exsecretaria de Estado, hoy queremos analizar algunas armas del exgobernador de Florida que, desde nuestro punto de vista, podrían ser de doble filo. Es decir, podrían bien beneficiarle o bien perjudicarle. Comenzamos por sus características personales:
-Su apellido: para un profano en política, lo que más llama la atención del candidato es que Jeb es hijo y hermano de presidentes. En caso de que consiga llegar a la Casa Blanca, su familia será la que más presidentes haya engendrado en la historia de la Unión. Para algunos votantes republicanos su estirpe es una garantía de confianza, mientras que para otros el legado de su padre y, sobre todo, el de su hermano puede ser una losa. Recordemos que, pese al respaldo mayoritario que consiguió tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, George Bush hijo terminó su segundo mandato siendo uno de los presidentes peor valorados de la historia reciente del país.
-Su experiencia: Jeb fue durante años gobernador de La Florida, uno de los estados más importantes de la nación. La valoración obtenida por su Gobierno no fue ni mucho menos negativa. Sin embargo, al igual que sucede en Europa, una parte significativa del electorado norteamericano está desencantada con la vieja política y busca líderes más jóvenes e innovadores.
-Su ‘hispanidad’: Florida es uno de los estados con mayor porcentaje de población hispana. Jeb Bush siempre ha mostrado su simpatía por este colectivo. Su mujer es mexicana de nacimiento y su director de campaña es de padres españoles. En repetidas ocasiones, el menor de los Bush ha mostrado en público que es capaz de hablar castellano dignamente. Lo que puede alejarle más de este colectivo es una anécdota reciente: según denunció en abril ‘The New York Times’, Jeb Bush se declaró ‘hispano’ en un registro electoral de 2009, un hecho que, al salir a la luz, fue tildado de error y tratado con sentido del humor por el exgobernador y su entorno. Para muchos ciudadanos Jeb trató de mentir y de utilizar a los hispanos para sus fines electorales. Por otro lado, también hay que tener en cuenta que su talante moderado podría acercarle a un electorado hispano que, por lo general, no es excesivamente conservador. Bush tendrá que poner en valor esta ventaja frente a otros candidatos republicanos más ligados a la comunidad hispana, como Marco Rubio o Ted Cruz.
-Su moderación: dentro de los límites del Partido Republicano y de los estándares estadounidenses en general, Jeb Bush es un político moderado y pragmático, mucho más cerca de ser considerado un centrista que un radical o un auténtico conservador. Como decíamos, esta circunstancia puede ser una ventaja para buscar el voto hispano y el de amplios sectores de la sociedad de Estados Unidos. Las últimas Elecciones Presidenciales han puesto de manifiesto que la tradicional base electoral del Grand Old Party (GOP), los wasps (por sus siglas en inglés: blanco, anglosajón y protestante) y los perfiles más conservadores, es cada vez menos representativa de la sociedad estadounidense. Los republicanos tienen cada vez mayores problemas para conectar e ilusionar a amplias capas de la población, especialmente a las minorías. Lo paradójico es que, paralelamente a esta situación, un sector de la población más conservadora se ha radicalizado. El movimiento del Tea Party condiciona el discurso de los candidatos republicanos y marca la agenda política y mediática de la derecha norteamericana. Antes de enfrentarse al candidato o candidata demócrata, Bush tiene que ganar entre los suyos. Y entre los votantes republicanos se ha producido un proceso de radicalización en los últimos años. En lo que a su pragmatismo se refiere, esta virtud, tan apreciada en el mundo anglosajón, en su caso se ha tornado a veces en oportunismo e indecisión por sus continuos cambios de posición en temas como la Guerra de Irak.
Sobre la incipiente campaña de Jeb Bush a las Primarias del GOP, simplemente nos gustaría destacar dos armas:
-Su director de campaña: Danny Díaz, de 39 años, es desde el pasado mes de junio el máximo responsable de su campaña electoral. El tiempo y los resultados dirán si este descendiente de emigrantes españoles ha realizado un buen trabajo o no. Díaz atesora dos cualidades difíciles de aunar: juventud y experiencia. Tiene una trayectoria impresionante. Tal como relata PR Noticias, es cofundador de la firma de Comunicación FP1 Strategies. En ella ha trabajado en las campañas de políticos republicanos como el gobernador de Arizona, Doug Ducey, y la gobernadora del Estado de Nuevo México, Susan Martínez. Ha formado parte del Grupo de Trabajo Nacional Hispano «que participó en la campaña de George W. Bush y del vicepresidente Dick Cheney en 2004». Incluso fue director de Comunicación del Comité Nacional Republicano. Pero no todas sus campañas se han contado por victorias: también fue consultor sénior de Mitt Romney y director de Comunicación de su antecesor, Joh McCain, ambos claramente derrotados por Barack Obama.
-Su logotipo: hace quince días Jeb Bush presentó su logotipo de campaña, lo que, ya de por sí, ha servido para transmitir fuerza y personalidad a su campaña. La web de Llamas Comunicación lo describe así: » ‘Jeb!’, en letras rojas; con el año 2016 debajo (azul y con puntaje tipográfico más pequeño); sin referencia alguna a su prominente apellido». Presentando públicamente un logo se puede conseguir mejor que los receptores identifiquen mejor tus mensajes. El problema es que el logotipo generó bastantes críticas, e incluso un aluvión de burlas y propuestas sarcásticas en Twitter. La web ‘Marketing Directo’ comenta que «muchos han criticado que su apellido no aparezca en el mismo así como que lleve utilizando el mismo logotipo desde hace 20 años».
A caballo entre sus características personales y sus iniciativas de campaña tenemos que destacar:
-Su cercanía: uno de los retos de la campaña de Jeb Bush es convertirse en un político más cercano y con más contacto directo con el ciudadano. Para ello, el exgobernador tendrá que vencer su ‘timidez’. En cambio, el diario ‘El País’ revela que Jeb es uno de los mejores y más activos políticos estadounidenses utilizando el correo electrónico, lo que le ha valido para conocer mejor la realidad de muchos ciudadanos corrientes. ‘El País’ cuenta que «Bush abrió una dirección personal, jeb@jeb.org, para que los ciudadanos le escribiesen». Según estimaciones del propio Jeb, éste «pasaba cerca de treinta horas semanales respondiendo emails, con su BlackBerry o su ordenador portátil». Incluso los sábados.
Fuente de las imágenes: Bolsa Manía y Marketing Directo.