Una de las cuestiones acerca de los resultados de las Elecciones Generales del pasado mes de julio que más se está comentando en los medios de comunicación españoles es el descenso de votos y escaños sufrido por Vox. Algunos análisis coinciden en que la principal causa es un discurso, según ellos, excesivamente ideologizado y radical, consecuencia del triunfo del sector menos liberal del partido. Ya hace tiempo una parte de la prensa venía informando sobre una supuesta pugna entre un ala liberal-conservadores y otra antiglobalista.
Se trata, en definitiva, del debate que plantea Pedro Pablo González Cuevas en su libro ‘Vox: Entre el liberalismo conservador y la derecha identitaria’, similar al que han vivido otros partidos de su mismo espectro ideológico, como el alemán AdF, cuyos orígenes y evolución radiografían Andreu Jerez y Franco Delle Donne en otra interesante obra.
Llama la atención que las críticas que proliferan en Twitter y los diarios digitales contra el supuesto giro obrerista o la impronta polaca de Vox coinciden en que el partido liderado por Abascal tiene un nicho de votantes consolidado. Sin entrar a valorar el fondo de las ideas o la estrategia concreta a corto plazo, a mí me resulta contradictorio que opinen que el partido verde tenga más potencial siendo simplemente una versión más dura del PP. De hecho, en este blog ya explicamos que una de las razones del fracaso inicial de Vox en las Elecciones Europeas de 2014 fue, precisamente, el no diferenciarse lo suficiente de los populares. Incluso antes de su primer éxito electoral en los comicios andaluces de 2018, esta misma bitácora ya vaticinaba que la receta antiestablishment le estaba funcionado. Más allá de las circunstancias del momento, lo importante es, como expone Víctor Lenore, encontrar un camino propio.
De la misma manera, considero que, si el Partido Popular Europeo incorpora elementos propios del discurso de las formaciones más a su derecha, corre el riesgo de que los electores prefieran el original a la copia. En ‘El Atril’ ya defendimos en 2012 que a Sarkozy no le benefició reproducir las ideas de Le Pen. Únicamente algunos líderes carismáticos tienen la habilidad de apropiarse de este discurso con éxito sin perder votantes por el centro. Un ejemplo perfecto de esto que decimos es la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, cuyo perfil no le pone nada fácil la estrategia política y discursiva al partido verde. En el artículo ‘Vox y las estrategias persuasivas’, publicado el número 25 de ‘El Búho’, la revista electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía, desgrano junto a Manuel Santamaría cómo la candidata de Vox a los comicios autonómicos de Madrid en 2021.
Fuente de la imagen: web de RTVE.